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viernes, 6 de julio de 2018

CUESTIÓN DE INTELIGENCIA

Resultado de imagen de Mt 9,9-13
HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.


Normalmente medimos mal la inteligencia. Muchos la identifican con tener éxito; otros piensan que consiste en saber mucho; otros en hacer fortuna y otros en triunfar y ser famoso. Posiblemente, todo eso sean manifestaciones de la inteligencia, pero, al menos, en mi opinión creo que lo que vale es el saber vivir con sentido común, con sabiduría y con amor. Y para eso no se necesita ni mucha inteligencia ni muchos conocimientos. Sólo la sabiduría que está contenida en la verdad y la justicia, y sobre todo, la misericordia.

Porque, quien perdona tiene muchas ganancias conseguidas, pues él también será perdonado cuando cometa algún error. Porque, ¿quién no comete errores? Y quien es misericordioso también alcanzará la misericordia del otro. Eso realmente es ser inteligente, saber vivir con la sabiduría que da el amor y la búsqueda de la verdad, que, también exigirá humildad y perseverancia.

No arregla el mundo la venganza, ni siquiera la justicia. Es verdad que se necesita poner todas las cosas en orden y dar a cada uno lo suyo. Sobre todo cuando nos encontramos con que algunos no quieren entrar por la ley sino arbitrariamente y según sus gustos y egoísmos hacer lo que se les antoja y desean. Pero, la justicia no termina por arreglar el problema, sino, digamos, lo ataja y lo controla. Se necesita insertar e integrar a esas personas desorganizadas y desestructuradas en la sociedad organizada y legalizada. Y eso no se hace solamente con la justicia. Es imprescindible amar misericordiosamente. ¿Y quién nos puede enseñar la forma y el camino?

Para eso estamos aquí, para unirnos, y desde este humilde rincón implorar al Señor que nos transforme nuestro corazón endurecido en un corazón misericordioso. Un corazón capaz de amar y de hacerlo desde la misericordia que Jesús tiene con cada uno de nosotros. Pongámonos en sus Manos y abrámonos a su Amor y Misericordia, tal y como hizo Mateo que cambió su vida de recaudador a proclamador de la Palabra de Dios. Amén.

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