Páginas

Páginas

miércoles, 29 de agosto de 2018

UNIDOS AL SEÑOR

Resultado de imagen de Mc 6,17-29
Para dar testimonio y defender nuestra fe es necesario estar plenamente unido al Señor. Desde nuestro bautismo hemos recibido al Espíritu Santo, y en Él podemos encontrar toda la fortaleza y la sabiduría necesaria para defender y proclamar la buena Noticia de salvación. Incluso por encima del valor de nuestra vida. Juan es un testimonio de ello y muchos mártires más que han seguido el mismo camino.

Pero, nunca podemos enfrentarnos a ello sin estar llenos de Dios, que significa tener nuestro corazón rebozando de deseos de proclamarlo, de anunciarlo y de darlo a conocer a todos los hombres. Deseos que rebozan nuestro entusiasmo y nos capacitan, nos dan fuerza y ánimo para anunciarlo y proclamarlo. Deseos que nos llenan de sabiduría y de esperanza y nos llenan de alegría y, de justicia, de misericordia, de fe y amor.

Sólo con esas fuerzas podemos anunciar al Señor. Y las tomamos del contacto a diario con Él. Las tomamos del alimento de la Eucaristía de cada día o cada domingo. Las tomamos de la confesión con regularidad, de la oración constante y diaria, del trato íntimo con el Señor. Y con el auxilio del Espíritu Santo, que nos asiste y nos fortalece con sus dones y frutos.

Sería disparatado y absurdo querer emprender esa labor sólo con nuestras fuerzas. Necesitamos estar llenos de Dios y seguir sus impulsos y señales. Quizás todos no podemos ser Juan Bautista, ni tampoco Pedro u otros, pero si podemos ser buenos hijos de Dios y dar todo lo que Él quiera y haya pensando de nosotros. Esa es nuestra disposición, ponernos en su Manos para hacer su Voluntad, tal y como dijo e hizo nuestra Madre María. Pidamos esa Gracia al Señor. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.