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lunes, 19 de noviembre de 2018

REALMENTE TE SIENTES POBRE, INDIGENTE, CIEGO?

Resultado de imagen de Lc 18,35-43
Posiblemente nos cueste experimentarnos pobres criaturas. Y más todavía indigentes y ciegos. Seguramente nadie se definiría así. Todo lo contrario. Nos consideramos buenas personas, capaces de sentirnos orgullosas, medianamente inteligentes y hasta merecedoras de nuestro esfuerzos y logros. Y es verdad que algo de eso tendremos, pero, ¿de dónde lo hemos recibido? ¿No lo hemos recibido gratis?

Sin irnos más lejos recordemos que hace unos cuanto años eramos unas criaturas indefensa en manos de nuestros padres. Y de ellos hemos recibido la vida y el desarrollo de nuestro cuerpo. Pero, ¿y la inteligencia? ¿La hemos creado nosotros? ¿De dónde nos viene? ¿Por qué otros no la tienen y yo sí? ¿Quién me la ha dado? Recordemos que se nos han dado a uno tres talentos - Mt 25, 14-30 - a otro dos y a otro uno. Parece que a todos se nos ha dado algo, pero no igual para todos. ¿Querra significar Jesús que todo lo debemos poner en función de todos?

Porque, si a ti se te ha dado más es para que compartas y ayudes a que ha recibido menos. Todos debemos tener los suficiente para vivir dignamente y tener los mismos derechos. Porque, todo nos viene del mismo Padre. ¿Acaso la herencia del Padre no se reparte por igual entre todos los hijos? Y si acaso, los más indefensos, reciben mayor herencia para quedar más protegidos.

Para ver necesitamos primero vernos nosotros mismos y reconocernos necesitados de luz y claridad. Por eso, Señor, te pedimos, como Bartimeo, que veamos, que seamos capaces de comprender la necesidad que tenemos de Ti y que imploremos tu Misericordia y Compasión. Danos la sabiduría, Señor, de saber quienes somos y experimentarnos pecadores, pobres e indefensos, y necesitados de ver. De ver todo lo que hemos recibido de tus Manos generosas y misericordiosas y de saber ponerlas y compartirlas en función de los más pequeños y necesitados.

Danos la sabiduría, Señor, de saber aplicar esa sabiduría en nuestra vida y con respecto a nuestros hermanos. A saber dar en justicia y verdad a los que lo necesitan y no nos engañan ni se aprovechan de la picaresca de la apariencia y la mentira. Danos, Señor, luz para saber impartir verdad y justicia según tu Voluntad. Amén.

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