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miércoles, 5 de junio de 2019

UN MUNDO DESORIENTADO

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Si observamos con serenidad y sinceridad, ¿qué vemos? Podemos hacernos varias preguntas, ejemplo: ¿Es el mundo feliz? ¿Dónde busca el mundo la felicidad? ¿Alguien o algunos la han alcanzado siguiendo las indicaciones del mundo? Vemos personas que se enfrentan unas a otros por dinero, por poder, por bienes...etc. Vemos personas enfrentadas por envidias, odios, venganzas, pasiones...etc. Vemos acoso, explotaciones, injusticias, abusos y muertes. Vemos un mundo frustrado y lleno de violencia. Y vemos personas que tras luchar por conseguir la felicidad según las ofertas y seducciones del mundo terminan frustradas y perdidas.

Por eso, es cuestión muy importante buscar la felicidad, no donde nos indica el mundo, sino donde nos señala Jesús. Él es el Camino, la Verdad y la Vida, y sólo por dónde Él nos señala encontramos la verdadera felicidad. Esa felicidad que coincide con la que interiormente todos buscamos. Porque, la felicidad no se encuentra en el dinero, los bienes, las pasiones, las comodidades, el poder, la fuerza y otros, sino en el verdadero amor, que consiste en buscar el bien del otro a cambio de nada. Ese nada te dará el gozo y la verdadera felicidad.

¡¿Verdad que parece un constaste o un contra sentido? Sin embargo, es así. Por eso se necesita la fe. La fe de creer que tras el compromiso de amar buscando la verdad y el bien se esconde la felicidad. Buscando la alegría de Jesús. Una alegría diferente y distinta del mundo, porque no es del mundo. Una alegría que está por encima del mundo y aunque no nos exima de las dificultades, de los peligros y dolores del mundo, si nos llena del gozo y de la esperanza de recorrer el mismo camino de Jesús que terminará en la Casa del Padre junto a Él, desde donde pide al Padre por todos nosotros.

Confiemos en la Palabra de Jesús, que sentado a la derecha del Padre intercede por nosotros para que, estando en el mundo, no nos dejemos influir por él y podamos superar todas sus tentaciones  y seducciones con las que trata de separarnos del camino del Señor. Amén.

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