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miércoles, 9 de octubre de 2019

EN CUMPLIMIENTO DE SU VOLUNTAD

Resultado de imagen de Lc 11,1-4
La oración del Padrenuestro manifiesta esa Voluntad del Padre que es prioritaria en la vida de Jesús. Todo está puesto en Manos del Padre y mi voluntad será la del Padre. Esta actitud es la que vive Jesús en cada momento de su vida y, eso, es lo que se ve, se nota y se transmite.  No se trata, pues, de una oración doctrinal ni unas jaculatorias piadosas. Se trata de un diálogo con el Padre en el que le confesamos nuestra fe en que está en el Cielo y en la voluntad de ser dócil a su Palabra.

Padre del Cielo, también nosotros, siguiendo a tu Hijo Jesús, queremos pedirte que nos des la fortaleza y sabiduría para vivir en tu presencia reconociéndote y santificándote como nuestro Padre y haciendo presente tu Reino entre nosotros según tu Voluntad. Padre, te pedimos esa fuerza y capacidad para aceptar todas las cosas que la vida nos depara y que nos provea de todo lo que necesitamos para cumplir tu Voluntad.

También, Padre, te pedimos que nos enseñes a vivir en tu Misericordia y sabernos queridos y perdonados de nuestras faltas y errores por tu Infinita Misericordia. Pero, sobre todo, Padre, te pedimos que nos transformes nuestros corazones endurecidos por la soberbia y el egoísmo y sepamos, de la misma manera que tu nos perdonas, perdonar a nuestros hermanos.

El mundo es una ocasión de pecado, pues tiene muchas circunstancias y situaciones de seducción. Cada instante de nuestro camino trae también, Padre, su tentación. Ayúdanos a superarlas tal y como hizo tu Hijo Jesús en su paso por el desierto. Líbranos del Maligno, que está pendiente de nuestras debilidades para incitarnos al pecado, a la desobediencia, a las apetencias y concupiscencias que nos harían caer en el egoísmos y en el pecado. 

Padre, confiados en tu Palabra y en tu Misericordia, nos ponemos en tus Manos y siguiendo el Camino, la Verdad y la Vida que tu Hijo, nuestro Señor, nos ha señalado, caminamos en la esperanza de llegar a Ti para, según tu promesa compartir la Gloria que Tú nos has dado por los méritos de tu Hijo, nuestro Señor. Amén.

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