Páginas

Páginas

lunes, 16 de marzo de 2020

ENSEÑANOS, SEÑOR, A SEGUIR ADELANTE


Resultado de imagen de Lc 4,24-30
No resulta fácil continuar la marcha cuando hay dificultades. Todos hemos experimentados que tras repetidos fracasos abandonamos nuestro objetivo o misión. Muchos nos basta con solo uno donde nuestra vida se haya sentido amenazada. Jesús sufrió muchos de esos fracasos y fue en su propio pueblo donde le amenazaron de muerte, pues quisieron despeñarlo por aquella montaña. Sin embargo, el Evangelio dice: Oyendo estas cosas, todos los de la sinagoga se llenaron de ira; y, levantándose, le arrojaron fuera de la ciudad, y le llevaron a una altura escarpada del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad, para despeñarle. Pero Él, pasando por medio de ellos, se marchó.

¿Te recuerda y se parece eso a algunas de tus experiencias personales en las que te has sentido fracasado? ¿Y qué has pensado? ¿Quizás, abandonar tu camino de fe y confianza en el Señor? Jesús, nuestro modelo, nuestro camino, verdad y vida nos marca el camino a seguir y predica con el ejemplo, no sólo con sus Palabras. Sigamos su camino y confiemos en Él

No es lo más importante el éxito, ni tampoco el fracaso. Ambas cosas son transitorias y accidentales. Jesús, queriéndonos enseñarnos nuestra condición humana, limitada, débil y pecadora, nos muestra que ante el fracaso se antepone la fe y la confianza en el Padre. Él ha venido a cumplir una Misión enviado por el Padre y, por encima de todo, la confianza en el Padre le fortalece para seguir adelante. El Espíritu Santo le acompaña y le fortalece para salir victorioso. 

El camino es Jerusalén y su Muerte, para salvarnos y merecer la Misericordia del Padre para todos nosotros, pero, todavía no había llegado su hora y tenía que abrirse paso entre la gente y seguir adelante. También, a ti y a mí, quizás no nos ha llegado nuestra hora y tenemos que seguir adelante confiando en nuestro Padre Dios y agarrados al Espíritu Santo que nos acompaña desde la hora de nuestro bautismo.  

Pongámonos en sus Manos y pidamos al Padre que nos dé esa fortaleza y voluntad para, como su Hijo, cumplir con nuestra misión de ser luz y sal de su Palabra y su Amor durante el camino de nuestra vida en este mundo. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.