Páginas

Páginas

viernes, 6 de marzo de 2020

NO ES COSA FÁCIL LA RECONCILIACIÓN

Resultado de imagen de Mt 5,20-26
HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS. 

Una cosa es decirlo y otra hacerlo. Me refiero a la reconciliación. No parece que nos sea muy difícil reconciliarnos con Dios, pero la cosa cambia cuando tenemos que hacerlo con otras personas de la misma naturaleza que la nuestra. A nuestro Padre Dios no lo vemos y nos consideramos inferiores y, por tanto, nos resulta más fácil humillarnos, obedecerle y arrepentirnos de ofenderle. 

Pero, todo cambia con respecto a los hombres. La cosa es diferente y, pedir perdón a uno igual que yo, y que, quizás lo considero menos que yo, me resulta muy difícil, hasta el punto que no puedo hacerlo. Entonces experimento que necesito la Gracia y el auxilio del Espíritu Santo. Sin Él no podré hacerlo. Por eso, en el Sacramento de la Reconciliación encuentro las fuerzas para perdonar a aquellos que he ofendido o me han ofendido.

No se trata de reconciliarme con Dios yo sólo y que todo quede entre Él y yo, sino que, esa reconciliación me valdrá en la medida que yo me reconcilie con el ofendido o con el ofensor. Es decir, según sea yo el que haya ofendido o sea el ofendido. Y nos damos cuenta que así debe ser, porque es lo que verdaderamente le da sentido a esa intención de dolor de contrición y de arrepentimiento. No queda sólo en palabras sino que realmente demuestras tu arrepentimiento humillándote o siendo misericordioso ante la persona ofendida u ofensora.

Pidamos al Espíritu Santo que nos dé la fortaleza y la voluntad necesaria para afrontar nuestras acciones, con verdadera humildad y mansedumbre, con las que podamos ofender o ser ofendidos ante los demás. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.