Páginas

Páginas

lunes, 4 de mayo de 2020

LA FE SE VE Y CONCRETA EN EL AMOR A LA PROXIMIDAD

Catholik-blog: La liturgia diaria meditada - El Padre y yo somos ...
Puedes engañarte a ti mismo sobre la fe. Puedes afirmar que tienes fe y que estás comprometido, pero, esa fe se nota y, más concretamente se ve, en tu actitud y obras respecto a la proximidad de tus semejantes. Ejemplo: la fe de los misioneros que nos muestra 13Tv en el programa "Misioneros por el mundo", de los domingos, nos describe y nos hace visible la fe de esos misioneros y misioneras que, por amor y fe en nuestro Señor Jesús se entrega en servicio a los demás de forma gratuita y, simplemente, por amor.

La vivencia de las manifestación religiosa y de culto no tiene por finalidad última una adoración desencarnada e íntima con Señor. Si ese Amor, necesario e indispensable, no se proyecta y concreta en ese amor al prójimo un prójimo visible en tu familia, tus hijos, tus vecinos y todos aquellos, sobre todo los necesitados, que reclaman tus servicios. Si esto no se ve o no sucede, toda esa relación de culto queda desfigurada, desencarnada y ficticia en aparente hipocresía y falsedad.

Pidamos al Señor que nuestra necesidad de búsqueda y de encuentro con Él sea la consecuencia de nuestra inquietud por entregarnos el servicio a los demás. Necesitamos estar con el Señor para que nuestro Amor a Él sea un amor de servicio a los demás, porque, sirviendo al prójimo estamos expresando nuestra alabanza, nuestra adoración y nuestra amor a nuestro Padre Dios. Y no hay forma de expresarlo que de esa manera. Todo lo demás son actitudes de apariencias, engañosas y mentiras.

Danos, Señor, un corazón bueno, bondadosa, amoroso y, sobre todo, como el Tuyo, para, amándote a Ti, amemos realmente a los hermanos. Sobre todo a los más pequeños, pobres y excluidos. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.