Páginas

Páginas

jueves, 10 de diciembre de 2020

SUAVIZA, SEÑOR, MI ENDURECIDO CORAZÓN

 

 


A pesar de anunciarnos tu venida por medio de Juan el bautista y, posteriormente por medio de sus discípulos - más tarde tus apóstoles - y por último por medio y a través de la Iglesia, seguimos impávidos e inmóviles agarrados a nuestras tradiciones e instalados en nuestras costumbres o hábitos. ¿Qué tenemos que hacer, Señor, para reaccionar? O, dicho de otra forma, ¿cómo debemos reaccionar?

Porque, el problema es que no sabemos qué, cómo y de qué manera debemos actuar o responder a esa llamada de conversión. Unos nos hablan de hacer y hacer. Es decir actuar de manera activa. 

Y, otros, nos dicen que ser no está ni consiste en hacer sino en ser. Y, sin querer llegamos a confundirnos o desorientarnos. Y eso, unido a nuestra apatía, distracción, holgazanería y pecados nos paraliza y nos deja sin reacción.

Te pedimos, Señor, que nos despierte y nos aclare el camino y, también, cómo tendremos que recorrerlo. Danos esa claridad y luz necesaria para ver los derroteros por donde tenemos que ir y la voluntad para emprenderlo con alegría y esperanza. En Ti, Señor, confiamos y en tus Manos nos abandonamos. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.