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martes, 2 de febrero de 2021

LA CRUZ ES SIGNO DE SALVACIÓN


Caminar tras de Cristo exige cargar con tu cruz. No puedes seguirle cómodamente, sin exigencias ni riesgos. Seguirle comporta sacrificios, molestias, compromisos y sufrimientos. Seguirle es una cruz y esa cruz causa dolor. Por tanto, seguir a Jesús complica tu vida hasta el punto de perderla. Eso fue, precisamente, lo que hizo Jesús, vivir lo que decía con su Palabra, haciéndolo en y con su vida.

No podemos transmitir a Jesús si lo que dices con tu Palabra no tiene reflejo en tu vida. La palabra puede llegar, pero si, luego, falta la vida, se interrumpe la transmisión y el anuncio. Llega, sí, pero descafeinado y adulterado por la no coherencia de la palabra - lo que se dice - con la vida - lo que se hace-. Y conocemos nuestras debilidades y tentaciones. Muchas veces, si somos sinceros, nos callamos y no hablamos en verdad porque sentimos la debilidad de nuestra vida y conocemos el incumplimiento de nuestra palabra.

Pero, a pesar de todo, queremos, Señor, ser sinceros y coherentes. Queremos que nuestra palabra vaya sincronizada con nuestra vida. Queremos que nuestro mensaje sea coherente de palabra y vida para que llegue nítido y claro a los demás. Queremos que nuestro mensaje descubra nuestra entrega y nuestra disponibilidad a darnos y entregarnos al servicio a los demás. Y somos conscientes de que sin Ti, Señor, nuestros esfuerzos son inútiles y estériles.

Danos, Señor, esa voluntad, esa fortaleza y esa perseverancia para, aún sabiendo de nuestras debilidades y pecados, sigamos adelantes confiados en que contigo venceremos la esclavitud del pecado. Porque, a pesar de cargar dolorosamente con nuestra cruz, tu Cruz, Señor, es signo de triunfo y victoria. Amén.

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