San Francisco Javier |
¡Oh Dios mío!
Yo os amo;
y no os amo porque me salvéis,
o porque castiguéis
con fuego eterno
a los que no os aman.
Vos, vos, Jesús
mío
, habéis abrasado todo mi ser en la Cruz;
sufristeis
los clavos, la lanza,
las ignominias, innumerables dolores,
sudores,
angustias, y la muerte:
y esto, por mí y por mí
pecador.
¿Por qué, pues, no te he de amar,
oh Jesús
amantísimo?
No porque me lleves al cielo,
o porque me
condenes al infierno,
ni por esperanza de algún premio;
sino así como vos me amasteis,
así os amo y os
amaré:
sólo porque sois mi Rey
y sólo porque
sois mi Dios. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.