Decimos que el amor lo puede todo y solo amando se tiene la posibilidad de cambiar el corazón del otro. No hay mayor amor que aquel que entrega su vida por salvar al otro. Jesús, no solo lo dijo, sino que lo demostró entregando su Vdia. Solo amando podemos llegar al corazón del otro y ganarlo para que se abra a la acción del Espíritu Santo. Y amamos en la medida que nos abrimos a la Gracia del Espíritu de Dios.
No es nada fáicl atreverns a corregir al hermano que entra en mal camino o actua de forma equivocada. Primero, porque tenemos nosotros que saber lo que decimos; segundo, porque, para ello debemos estar preparados y conocer de lo que realmente hablamos por nuestra propia experiencia o conocimiento. Y todo ello, sin olvidar el respeto a la intimidad de cada cual.
No es nada fácil, Señor, encontrarse con esa capacidad de poder entrar a corregir y orientar al hermano que se desvia. Y es eso lo que hoy te pedimos, esa paz, sabiduría y fortaleza para poder ser luz y orientación para todos aqellos que puedan desfallecer, desviarse o ser seducidos por las tentaciones de este mundo y alejarse del camino. Te pedimos, Señor, gracia, misericordia y valentía para poder ser luz para aquel que pueda estar cegado por la oscuridad de este mundo. Amén.
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Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.