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martes, 31 de agosto de 2021

DANOS, SEÑOR, LA GRACIA DE CONTAR SIEMPRE CONTIGO

 

La realidad Señor, es que muchos siguen empeñados en buscar la felicidad en las cosas que este mundo les ofrece. Se llenan de sus propias pasiones, concupiscencias y egos de éxito, famas y todo lo que pueda satisfacerle hasta el punto que, una vez hartos, experimentan que quieren más. No terminan de llenarse, de encontrarse en paz y felices. Porque, precisamente, la felicidad es llegar a un estado donde te encuentras en paz y realizado. Y eso, en este mundo y en lo que él te ofrece no se encuentra porque no está.

Solo el amor de Dios puede darnos esa felicidad que buscamos, porque, somos parte de ese Amor que ha salido de Él y volveremos, quieras o no, a Él. Y ese volver nos ha sido dado libremente. Es decir, que dependerá de ti de que vuelvas o no. El Camino, la Verdad y la Vida están señalados precisamente por Él. Ha venido a anunciarnos que su Padre nos ha creado y nos quiere, y nos ofrece la oportunidad de volver a casa, a pesar de que, como aquel hijo pródigo - Lc 15, 11-32 - nos vayamos de su lado. Siempre, mientras estemos en el camino de nuestra vida, tendremos esa oportunidad.

El camino es imposible si queremos recorrerlo contando con nuestras propias fuerzas. Seremos víctima del demonio, pero, injertados en el Señor, seremos invencibles. Cristo y yo mayoría aplastante. Es verdad que hemos recibidos unos talentos y tendremos que ponerlos a trabajar, pero, asistidos en el Espíritu Santo nuestra victoria siempre estará, de una u otra manera, asegurada.

Queremos y te pedimos, Señor, la capacidad, sabiduría y fortaleza para resistirnos y nunca desistir de estar y permanecer a tu lado. Contigo venceremos siempre, aunque nos cueste lucha y esfuerzo el enfrentarnos contra las amenazas y tentaciones del demonio. Contigo encontraremos paz y voluntad para resistir a nuestro propio egoísmo que nos invita a rechazar tu Palabra y tu Camino, Verdad y Vida.

Danos, Señor, la clarividencia de saber quién eres, abrirnos a tu Palabra y dejarnos conducir y llevar por la acción de tu Espíritu. Amén.

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