Estamos en el camino del Adviento – venida del Señor – y nos disponemos ya en este lunes a seguir ese camino de esperanza y de alegría que significa que el Señor viene a este mundo para liberarnos de la esclavitud del pecado.
Un pecado que nos somete y nos hace
esclavos de nuestras propias pasiones, afanes y apetitos, que nacen desde
nuestra propia naturaleza manchada y contagiada por ese pecado original que
mata nuestro amor. Y, unidos a esa feliz maternidad de nuestra Madre, la Virgen María, morada y santuario de ese Niño Dios que, encarnado en su vientre, nos trae la liberación y salvación.
Pidamos, con confianza, con alegría y con amor que esa venida del Señor – misterio de encarnación – sea la esperanza de nuestra liberación. Amén.
Himno
De luz nueva se viste la tierra,
porque el Sol que del cielo ha venido
en el seno feliz de la Virgen
de su carne se ha revestido.
El amor hizo nuevas las cosas,
el Espíritu ha descendido
y la sombra del que todo puede
en la Virgen su luz ha encendido.
Ya la tierra reclama su fruto
y de bodas se anuncia alegría,
el Señor que en los cielos habita
se hizo carne en la Virgen María.
Gloria a Dios, el Señor poderoso,
a su Hijo y Espíritu Santo,
que en su gracia y su amor nos bendijo
y a su reino nos ha destinado. Amén.
Lunes, I semana de Adviento
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.