Señor, ayúdame a ser generoso, a compartir, a dar sin medida, a darme; a poner al servicio de los demás lo mucho que he recibido de Ti: tiempo, dinero y toda clase de bienes, conocimientos, sonrisas, cariño, fe...
Que sepa dar gratis lo que gratis he recibido, que comparta de buena gana y de corazón a los más cercanos, a los más necesitados.
Enséñame la lección del labrador: si siembro tacañamente, tacañamente cosecharé; si siembro generosamente, generosamente cosecharé.
Tú me regalas con abundancia la semilla para sembrar, y conviertes en espiga el grano de mi generosidad, para que llegue a ser bendición para mis hermanos. Amén.
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