Ven Espíritu Santo, a regalarme tu vida siempre nueva. Lléname del asombro de un niño para admirar el mundo y la vida. Que no me acostumbre a la vida, que me deje sorprender cada día. Porque detrás de cada cosa está tu amor, Dios mío.
Ayúdame a reconocer que la rutina no existe, porque cada día es nuevo cada día, porque siempre hay algo que está comenzando. En cada momento algo precioso está naciendo, y la vida vuelve a brotar por todas partes.
Quiero aceptar los nuevos desafíos que me presentes, Espíritu Santo. Que pueda mirar siempre el horizonte con ilusión, esperanza y entusiasmo.
Toma toda mi vida, Espíritu Santo y llénala de la eterna novedad de tu amor. Que este día no pase en vano, y pueda descubrir el mensaje que hoy tienes para mi vida. ¡Ven, Espíritu Santo! Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.