Padre bueno, nos ponemos en tus manos al inicio de esta Cuaresma, para que hagas de nosotros lo que tú quieras porque tú sabes lo que más nos conviene y necesitamos; sea lo que sea, te damos las gracias por este tiempo cargado de oportunidades, de posibilidades de liberación, de misericordia y de perdón, por este tiempo de llamadas de atención y de proyectos.
Queremos aceptar todo lo que venga de ti con tal de que se cumpla en cada uno de nosotros, tu voluntad. No deseamos nada más, Padre. Te confiamos nuestro corazón y nuestras manos y nos comprometemos a ayunar de nuestros excesos que nos hacen tan insolidarios; a orar para poder mirar la vida y las cosas más allá de nosotros mismos; a hacer limosna, es decir, a gritar que nada es “mío” porque lo nuestro es la fraternidad.
Padre, llévanos al desierto, acompaña nuestro discernimiento, cólmanos de esperanza, muéstranos tu misericordia y acógenos porque Tú eres nuestro Padre. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.