Jesús, como a Nicodemo, me invitas a nacer del Espíritu, pero nacer del Espíritu no es fácil, no es empresa que pueda acometer solo.
Estoy acostumbrado a tener todo está bajo mi control, a que todo dependa de mí: de mis fuerzas y mi talento, de mis creencias y mis normas, de mi manera de ver y analizar la realidad. Estoy acostumbrado a marcar el rumbo, a ir donde quiera.
Hazme entender que nacer del Espíritu es otra cosa. Es estar dispuesto a marchar contigo adonde no pensaba ir, mirar contigo donde antes desviaba la mirada, es acercarme y abrazar contigo realidades y personas que antes rechazaba.
Dame unos oídos muy abiertos y atentos para percibir susurros y latidos de vida, para descubrir tu presencia y escuchar tus llamadas donde aparentemente solo hay fragilidad y desnudez, aridez y desierto.
Ayúdame a confiar en ti plenamente, a dejarme llevar por tu mano, a tener el corazón abierto de par en par para que tu Espíritu me transformarme, para que tu fuerza me aliente y me recree, para cumplir contigo mis mejores sueños. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.