Dame, Jesús, la gracia de seguirte siempre con disponibilidad a donde quieras llevarme, incluso si el camino es el de la Cruz y al total desprendimiento de mi mismo. Espíritu Santo, ayúdame a que mi vida sea como la de Jesús, coherente con el cumplimiento de la voluntad de Dios. Que mi búsqueda de esa voluntad sea mi principal ocupación. Y creo en Ti, Padre, porque no hay más que un solo Dios. Y te amo con todo mi corazón, con toda mi alma, con todo mi espíritu y con toda mi fuerza porque siempre estás a mi lado para salvarme, para amarme. Porque me haces sentir mi pequeñez y tu grandeza. Porque eres rico en misericordia y clemencia, porque escuchas mis plegarias, porque perdonas mis infidelidades, porque manifiestas siempre fidelidad a pesar de mis pecados. Porque tu palabra es Verdad, porque tus promesas se cumplen siempre, porque tus palabras no engañan, porque me puedo confiar con toda confianza a Ti y a la fidelidad de tu palabra! Amén.
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Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.