Aquí me tienes, Señor, buscando libertad, pero esclavo de mis cosas; creyéndome lleno, pero vacío de ti; escuchando tu llamada, pero haciéndome el sordo. Son muchas las cosas que me alejan de Ti, que me seducen y me apartan de la Verdad y yo, Señor, te digo «que no» porque no me acabo de convencer de que sólo Tú das la verdadera felicidad. Señor, quiero tener un corazón grande para comprender mi pequeñez.
Espíritu Santo, te pido un corazón sencillo que sea capaz de darse cada día un poco más a los demás. Que sea capaz, Señor, de arrancar de este corazón de piedra mi mediocre debilidad, para llenarlo de Ti. Quiero, Señor, llenarme de tu amor. Quiero ser pobre de espíritu para albergar en lo más profundo de mi corazón Tu reino, e irradiar a los demás esa luz que brilla de Ti. Dame esa paz que serena mi alma y que me hace sentir que Tú estás conmigo y en mi corazón nada malo me puede suceder. Amén.
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