Envíanos tu Espíritu, Señor.
A veces, nos faltan las fuerzas. Danos tu fortaleza. A veces, no sabemos qué camino escoger. Danos tu consejo. A veces, abandonamos con facilidad cuidar un corazón orante. Danos tu piedad. A veces, perdidos en el pasado y en el futuro, se nos olvida saborear los regalos que nos das en el momento presente. Danos tu sabiduría. A veces, no entendemos tus cosas y tus caminos. Danos tu entendimiento.A veces, nos perdemos en elucubraciones y teorías, olvidando que la mayor ciencia es amar. Danos tu ciencia.
A veces, tememos perder fama, reconocimiento, aplausos. Que nuestro único temor sea perderte a ti, quedarnos sin ti, dejar de seguirte y de darnos a los demás. Danos el don de temor de Dios. Envíanos tu Espíritu para que en todo sepamos amar y servir.
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Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.