Señor, cuando estamos avergonzados por haberte abandonado y negado, Tú nos miras con misericordia y nos dices: la paz esté con ustedes.
Cuando estamos encerrados por miedo, Tú nos das valentía y fuerza y nos dices: la paz esté con ustedes.
Cuando hemos perdido la fe en ti, en nosotros, en la humanidad, Tú vuelves a confiar en nosotros y nos dices: la paz esté con ustedes.
Cuando vivimos de espalda a quienes sufren en su cuerpo y en su alma, Tú nos nuestras tus manos llagadas y nos dices: la paz esté con ustedes.
Cuando nos cuesta creer que la cruz es fuente de vida nueva, Tú abres nuestro entendimiento y nos dices: la paz esté con ustedes.
Cuando nos cuesta salir de nuestra zona de confort, para compartir tu vida y tu esperanza, Tú nos contagias tu amor y tu pasión y nos dices: la paz esté con ustedes. Amén.
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Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.