He venido a prender fuego: a encender las conciencias apagadas, a despejar las mentes embotadas, a levantar los ánimos decaídos, a infundir energía a los abatidos.
A eso he venido, a eso os envío: a alentar, a estimular, a reconfortar a los esforzados, a avivar las mechas humeantes, a prender fuego.
He venido a prender fuego: el mío es el fuego que arde sin consumirse, el fuego que ilumina a todo hombre y mujer, el fuego que incendia los corazones, el fuego que alumbra en la oscuridad, el fuego que brilla en las tinieblas.
A eso he venido, a eso os envío: a arder e incendiar, a brillar e iluminar, a prender fuego.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.