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sábado, 18 de febrero de 2012

NECESITAMOS TU LUZ, SEÑOR, TU PRESENCIA.

NECESITO DE TU LUZ PARA QUE PUEDA VER MI CAMINO PARA QUE...

De vez en cuando se nos nubla la vista, se nos oscurece el camino, se nos desorienta nuestra brújula de santidad. Nos paramos y nos cuesta volver a empezar. Si el ESPÍRITU nos suelta para ver que tal vamos en nuestro camino, para ver nuestra firmeza y crecimiento, notamos enseguida una flojera, miramos rápidamente a derecha e izquierda porque nos notamos solos, débiles, sin apoyo.

Alzamos las manos buscando asidera, apoyo donde agarrarnos y descubrimos la oración, nuestro mejor antídoto para recuperarnos, para levantar nuestro corazón, para hablar con el SEÑOR y contarles nuestras inseguridades, nuestros esfuerzos, nuestros problemas, nuestras inconstancias, nuestras debilidades, nuestras cargas, nuestras preocupaciones... Y, de pronto, como por arte de magia, empezamos a oxigenarnos, a llenarnos de ánimo, de renovadas fuerzas, de gozo y alegría, y el camino, aunque sigue siendo duro y difícil, se hace ligero, suave y llevadero.

No dejemos nunca de hablarle al ESPÍRITU SANTO de nuestras dificultades y desánimos. No nos dejemos tocar por la aparente comodidad e individualidad. No pensemos que no podemos, porque con XTO. JESÚS. siempre somos mayoría que triunfa y vence. Nunca perdemos aunque las apariencias así lo dejen ver. ÉL siempre está ahí, para aparentando perder, ganar. Ese fue su signo, una muerte de Cruz, pérdida y fracaso aparente, que se convirtió en triunfo en la Resurrección.

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