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viernes, 17 de febrero de 2012

¿Tu oración?... ¿Mi oración?... ¿íntima, sabrosa? ¿Y por qué no?


Hoy en día hay muchos métodos para llevar a las almas a orar. Personalmente no los entiendo… tampoco me atraen… Por otro lado me encanta y me motiva las expresiones de Santa Catalina de Siena sobre la oración.

Ella nos dice: “La oración intima, sabrosa, lo repetimos una y mil veces, llevara al alma a fundirse plenamente con Dios.”  No es hermosa esta aseveración.  Presenta la oración, no la que se hace mecánicamente… sino la oración intima… sumamente intima… de corazón a corazón… esa comunicación de hija a Padre, de Padre a hija; de enamorado a enamorada, de amigos con el Amigo mayor… de enfermo con su Medico Celestial… en esa atmósfera de intimidad donde el alma no se preocupa por nada, solamente centrada en esa presencia divina… donde las miradas se encuentran, donde la atención está puesta “no en mi”… sino “en  Ti”…  donde los oídos se abren plenamente al susurro divino… donde es el corazón quien habla, quien se expresa, quien se regocija, quien manifiesta toda una gama de sentimientos, de delicadezas, de exquisita ternura y caridad.

¡Oh, sí, si!… estoy de acuerdo con  mi hermana mayor Santa Catalina de Siena. Ella nos dice que esa oración íntima es “sabrosa”.  ¿Sabrosa?  ¿Por qué dudarlo?  Da gusto estar en intimidad con Dios… da gusto estar en la presencia divina… da gusto contemplar la faz de Dios… y todo en el marco de la fe que nos lanza a ver, sin ver nada… a sentir, sin sentir nada… porque Dios se encarga de estos pormenores que el alma no entiende, pero, que Dios si sabe y llena de gusto, de sabor… exquisito… que provoca en el alma la sed y el hambre de Dios… de estar con Dios… de vivir a Dios… de ser poseída por Dios… ¿y por qué no?...de poseer a Dios… Y esto lo viven el sacerdote, la religiosa, la novicia, el seminarista, la ama de casa,  los casados, el obrero, el profesional… el joven, el anciano, el enfermo…el niño… todos…TODOS… los que de una forma u de otra buscan íntimamente a Dios en la oración…

Busquemos a Santa Catalina en plena oración… sumergidos en oración intima… escuchémosla expresarse y gustemos de esas palabras… de esa experiencia mística… “Tú que eres la Luz…me llevas a ser luz  contigo. Tú que eres Fuego, me haces participante contigo del Fuego y en tu Fuego, unes mi voluntad con la Tuya. “

¡Sublime!! ¿No  sientes el deseo de vivir esta experiencia?… ¿no te sientes en la necesidad de experimentar esta oración a este grado de intimidad sabrosa con Dios?..., ¿No viene a tu mente cierto pequeño reproche… porque ella si… y yo no puedo?  Oh… si… si… ojala que hayas sentido esta inquietud… este deseo se despierte en ti… en mí… Santa Catalina lo logro simplemente porque se abrió de par en par  a la gracia divina.

“Pedid y se os dará… buscad y se os abrirá.” Hay que pedir con toda el alma “intimidad sabrosa con Dios”… hay que buscarla con perseverancia… como enamorada que va en busca del amor de su amado.  Hay que buscar la ocasión para entrar en soledad, silencio… en el aposento de tu alma… y allí tocar la puerta insistentemente hasta que Dios la abra de par en par.

Pero que nos dice nuestra amada hermana mayor…Santa Catalina de Sienna… la santa de Fuego… del Fuego de Dios. La santa nos habla de la unión de voluntades… tu voluntad unida a la voluntad divina.  ¡Wau!!  ¿Cómo lograrlo? ¡Oh! ¡Fácil!  Ella nos pide conseguir tres cosas para lograr este objetivo. Primero un trato de amistad.  Dios es tu amigo… tu mayor amigo… tu mejor amigo… un  amigo con poder…un amigo fiel… un amigo de confianza…un amigo en todo momento… un amigo que te ama con locura…un amigo que te conoce mejor que tú mismo… Dios es tu “AMIGO”…

Segundo: conseguir una familiaridad intima con Dios. Fácil.  Si Dios es tu Amigo incondicional… has comprendido esta verdad… la has digerido correctamente… te ha gustado enormemente… te ha fascinado… entonces ahora solo queda buscar  a tu Amigo Divino y hablarle, convertirlo en tu confidente, volverte su amigo… gozarte de esa amistad las 24 horas del día…

Tercero: llegar a sentir un amor fuerte por Dios. ¡Oh, si…si…claro que sí!!! Si Dios es ”tu Amigo a todo dar”… y has desarrollado vivir una amistad verdadera, gozosa, el amor por Dios brota, sencillamente y simplemente, porque estas teniendo experiencia de vida con Dios… Entre más te acercas a Dios… entre más le hablas, lo contemplas… más crece el amor a ese Amigo extraordinario que solo sabe compartir su felicidad de estar contigo, de que estas con Él.

Amigos… Dios es lo máximo… Nadie existe como Dios… Nadie es tu Amigo como Dios… nadie te lleva y te llena a la verdadera felicidad como Dios… ¿Qué estas esperando para iniciar esta corriente de vida con Dios desde la oración más simple, sencilla, riquísimamente sabrosa… esa oración íntima con Dios? Hay mucho tiempo perdido… levántate e inicia el camino de la oración. No quedaras defraudado... con Dios...jamás...

Un abrazo desde la Soledad del  Sagrario…

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