Páginas

Páginas

jueves, 16 de febrero de 2012

SEÑOR, QUE NO SE ME OLVIDEN TUS PALABRAS Y LAS MÍAS

... Señor todos los días de mi vida; no permitas que jamás me aparte de Ti; ...


Sí, porque muchas veces vivimos distraidos y sin darnos cuenta actuamos según nosotros y no según el ESPÍRITU que vive en nosotros. Me ha pasado por la cabeza ese pensamiento, y me ha pasado porque leyendo antiguas reflexiones me he dado cuenta que las tenía olvidadas, y pensé: ¿Me pasará igual con las cosas que leo, medito, reflexiono y me comprometo?.

Eso hace nacer en mí el compromiso de estar siempre al tajo, es decir, no dejar ni por un momento mis obligaciones y contacto con el SEÑOR. Eso me descubre la necesidad de estar siempre a su lado, en constante relación, en no dejar ni por un momento mi actos de piedad y comunicación con ÉL. Eso me hace estar atento y en escucha permanente a la acción del ESPÍRITU SANTO que me interpela, me interroga y me dirige. No puedo despertarme ni por un momento, porque también hay otro interesado en que no cumpla.

Mucho cuidado, me digo, con los total... Total por un día no pasa nada, porque no lo haga hoy... porque hoy deje de hablar con DIOS no se va a enfadar... Claro, no va a pasar nada, pero sabemos de que pasta estamos hecho y, de un, total por... vienen más totales, y al final eso que empezó por, total porque hoy... se hace casi diario y termina por dejarlo total. Al final resulta que es verdad.

Pidamos al ESPÍRITU SANTO que, estemos como estemos, no dejemos nunca de pararnos unos minutos y hablar con ÉL., pedirle fuerzas y sabiduría, y permanecer siempre junto a ÉL,  aunque nos cueste, aunque sintamos que no tenemos ganas, aunque no parezca que no hacemos nada y perdemos el tiempo. Tengamos confianza. Hagámonos niños, y creamos en nuestro PADRE.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.