Páginas

Páginas

lunes, 5 de marzo de 2012

QUIERO CONOCERTE…DIOS MIO…


“Quiero conocerte… esa es la única ciencia que quiero poseer, mi Señor Jesús..
Conocerte a Ti es mi mayor anhelo y mayor tesoro a poseer.
Conocerte íntimamente; conocerte ardientemente; conocerte con claridad siempre mayor…
Conocerte y llegar hasta las profundidades inimaginables de tu Corazón…de tu Amor Misericordioso y Compasivo.
Conocerte para gustarte…conocerte para amarte…
Conocerte para alimentarme…conocerte para poseerte…conocerte para vivirte.
Y entre más te conozca, más pobre quiero ser…sumamente pobre…
¡Oh, si!!… mi alma totalmente vacía…exageradamente vacía….tan y tan vacía de mi “yo” , a tal punto que se convierta en una irresistible invitación a tu Santo Corazón…de tal forma…sientas la alegría de habitarla adornándola con Tu incontenible presencia permanentemente.
¡Oh, qué alegría incontenible llegaría a ser!...convertida mi alma en tu Cielo…en tu Sagrario…en tu Santa Hostia…
Pero…yo nada puedo…entre mis faltas, miserias, debilidades, pecados, se sostiene mi alma.
Mi mirada se eleva buscando tu mirada Madre mía, porque lo que yo no puedo... contigo si lo puedo alcanzar.
Madre, en tus manos deposito mi alma…y en tu Sagrado Corazón entrego mi pequeña petición.
Contigo Madre todo lo puedo.
Contigo Madre el Cielo se abre para mí.
Contigo Madre encuentro de par en par
las puertas del Corazón de Dios…
Por eso, corro, llena de alegría, a Tus brazos,
porque sé que todo lo puedo…
cuando, tu Madre mía, estás conmigo.
Tú llevas el timón de mi barca,
al feliz puerto de la Divina Voluntad…
Contigo Madre todo lo puedo.

  ....Desde la Soledad del Sagrario....

1 comentario:

  1. Nuestro mayor deseo es concerte en lo mas profundo de tu Sagrado corazon, danos de tu amor misedicordioso vacianos nuestra alma para que solamente tu habites con tu gracia divina liberanos de nuestras miserias y debilidades miranos madre del cielo lleva el timon de nuestras vidas Amen

    ResponderEliminar

Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.