Páginas

Páginas

domingo, 18 de marzo de 2012

¡SEÑOR, TÚ TIENES PALABRA DE VIDA ETERNA!

Señor, tienes Palabras de Vida eterna. La Palabra de Dios anunciada...

¡Señor!, en Ti se ha cumplido todo lo profetizado. Tu Palabra tiene verdadero cumplimiento, y todo se ha cumplido en Ti tal y como se ha dicho. Ya no hay nada que temer, pues en Ti no hay inseguridad, desconfianza ni temor, porque lo que has dicho se ha cumplido.

Ansioso estábamos a la hora de tu muerte, y muchos cayeron en el desánimo y abatimiento, pero la esperanza renació con tu Resurrección. Se ha cumplido una vez más tu Palabra. Tú, mi Señor eres la Verdad, el Camino y la Vida. ¿A dónde iremos sin Ti?

El hombre necio, suficiente, prepotente y satisfecho ha creído que sin Ti podía construir su propia vida, su propio proyecto, pero estos son los resultados: vacío, confusión, tristeza, sufrimiento y muerte. No hay verdad si Tú no estás. No hay camino con sentido si Tú faltas. No hay vida si Tú, mi Señor, no vives.

Y tu Palabra, Padre mío, se hace Verdad, Camino y Vida cuando al tercer día Resucitas y te haces presente entre tus apóstoles y discípulos. Pronto celebraremos esos misterios. En ellos están todas nuestras esperanzas. Te esperamos gozosos Señor cada día en la Eucaristía, donde nos fortalecemos con tu Cuerpo y tu Sangre.

Experimentamos cada día, al menos tenemos esa posibilidad, sentir tu presencia dentro de nosotros. Tú no te has ido. ¿Cómo nos hemos atrevido a pensar eso? ¡Estás con nosotros!, ¡dentro de nosotros! ¡Vives y mora dentro de nosotros! Padre nuestro, gracias por el gran y extraordinario regalo de tu Hijo Jesús. Él nos sostiene y nos vivífica. Él tiene Palabra de Vida Eterna, y en se fundamenta nuestra confianza y nuestra fe.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.