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martes, 17 de abril de 2012

LA VIVENCIA DE LOS SÍMBOLOS


Sí, Dios mío, quiero quedar transformado, limpio, hecho de nuevo, como si de empezar una nueva vida se tratara, porque seguirte demanda nacer de nuevo, hecho otro hombre, tomando otro rumbo, ir contra corriente y, estando en este mundo no pertenecer a él.

Salir de este mundo implica purificarse y quedar limpio de las cosas de este mundo. Ese es el significado del símbolo "nacer de nuevo". Priorizar el estilo de vida de Jesús, y postergar, utilizándolas como medios, las cosas que este mundo nos ofrece y que nos tientan prometiéndonos la felicidad. ¡Cómo iría el mundo mejor!

Y nos cuesta, como Nicodemo, entenderlo bien, porque dejar el mundo, sin salir de él, es vivir en el Espíritu Santo el camino martirial que este mundo nos presenta. El símbolo nos lo revela y significa de forma muy clara y limpia. Trasciende su significado y nos deja la realidad de su vivencia concretizada en la vida misma. No solo entendemos sino que vemos el camino de vivirlo y llevarlo a la vida.

Muchos entendemos el concepto, el significado de lo que dice "nacer de nuevo", pero otra cosa diferente es mostrarlo en la vida misma, como representa ese símbolo de la Cruz de Cristo, cuyo peso se hace incómodo transportarlo a los jóvenes. Pero que en comunidad se puede sobrellevar, otro símbolo de lo que implica el vivir comunitariamente.

Y hay muchos símbolos que Jesús ha significado para revelarnos la vida y la práctica de nuestro obrar y actuar. Hoy quisiera elevar una plegaria de agradecimiento, pero también de súplica por todos estos símbolos que nos revelan muy claramente la realidad práctica de nuestra vida, y que nos invita a escenificarla en las mismas coordenadas.

Pidámosle al Padre Dios que nos capacite y nos dé luz para, fijándonos en los símbolos, seamos capaces de vivenciarlos en nuestra vidas. Amén.

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