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jueves, 28 de junio de 2012

¿QUIERES APRENDER A MEDITAR? 2ª PARTE


Continuamos en nuestro estudio de cómo meditar
 Padre Saturnino Junquera, S.I.


Ejemplo de meditación
paso a paso

 

Oh Jesús:

1.   Te adoro como a mi Dios.
2.   Te obedezco como a mi Señor.
3.   Te amo como a mi Padre.
4.   Te temo como a mi Juez.
5.  Te doy gracias como a mi Bienhechor. 



No leas mucho y seguido, sino poco, despacio y repetido. Si lees mucho te cansaras, no podrás digerirlo.
Medita. 

 Magnífico método para la meditación de estas Visitas (100 Visitas, su pequeño libro) es el segundo de los Tres Modos de Orar que San Ignacio de Loyola propone en sus Ejercicios Espirituales.

Después de ponerse en la presencia de Dios y pedirle su ayuda, (ver la anterior entrada “Pasos para una buena meditación),  se toma la primera frase de la Visita y se detiene uno en su consideración todo el tiempo que halle significaciones, comparaciones, gusto y consolación, no pasando a la siguiente frase mientras en la primera se le ocurran a la mente ideas y el consuelo enfervorice el corazón.  

Ejemplo de meditación.

1.          Se toma la primera frase de la primera Visita, que dice: “Oh Jesús, te adoro como a mi Dios.”

(En tu mente, en tu corazón vas pensando y vas saboreando, gustando mientras vienen ideas que se vuelven palabras en tu  corazón)

Jesús es mi Dios.

Aunque hombre como yo, es mi Dios.

Aunque niño en un pesebre, es mi Dios.

Aunque obrero en un taller, es mi Dios.

Aunque cadáver en un sepulcro, es mi Dios. 

Sus débiles manos de niño me hicieron y me dan todo cuanto tengo.

Sus encallecidas manos de carpintero me hiciron y me dan cuanto tengo.

Sus manos, clavadas en una cruz, me hicieron y me dan cuanto tengo.

Sus manos rígidas por la muerte, me hicieron y me dan cuanto tengo.


Como Dios que es, todo lo llena y está presente en todas las partes. Tengo que adorarlo, reverenciarle, recodarle, hablarle, etc. etc.

 Estas y otras muchas ideas se le pueden ocurrir a uno en la primera frase.
 (Deja que tu corazón hable… se desborde… deja que las ideas fluyan en tu mente… no importa si es una palabra, una frase, o una oración… gústala, ve saboreándola, ve desmenuzándola, que tu corazon se desborde en amor…)  

2.           Cuando ya no se le ocurra nada, no sienta nada, pasa a la segunda frase.

“Oh Jesús, te obedezco como a mi Señor.”

Siendo Jesús Dios, y por lo mismo Creador y Conservador mío y de todas las cosas, se sigue que es también mi Dueño, absoluto, mi Señor.

Debo, pues, obedecerle siempre y en todo.

Debo obedecerle me guste o me cueste.

Debo decirle con San Pablo: “Saber, ¿qué quieres que haga?”

Señor, ¿qué quieres que vea con mis ojos?

¿Qué quieres que escuche con mis oídos?

¿Qué quieres que hable con mi lengua?

¿Qué quieres que haga con mis manos?

¿Qué quieres que piense con mi cabeza?

¿Qué quieres que ame con mi corazón?

¿En qué quieres que emplee mi tiempo, mi dinero, mis facultades?

¿Cómo cumple tus mandamientos?

¿Cómo obedezco a mis superiores, que no son sino tur representantes?

Mi divisa ha de ver la del Padrenuestro: “Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo, etc., etc. 

3.          Cuando ya a uno no se le ocurra nada ni sienta nada en esta segunda frase, pasa a la tercera: “Oh Jesús, yo te amo como a mi Padre.”


Jesús es mi Padre, el mejor de los padres, pues me dio la existencia y la gracia, me conserva, me alimenta, me viste, me cuida, me ama…

Yo también tengo que amarte como buen hijo y procurar que también los demás, mis hermanos, le amen, etc., etc.

Se termina la meditación con un coloquio.

(Terminar con un coloquio significa que vas a mirar a los ojos de Jesús con el alma henchida de ternura, vas a mirarlo con el alma llena de deseos de Dios, y vas a abrir la puerta de tu corazón… dejando salir todos los sentimientos que se agolpan en el interior de tu corazón… dejándolos salir… tu corazón derretido de amor por el Dios del Amor… tu corazón sediento de Dios… como loca y apasionada enamorada vas a dejar que tu corazón hable… que fluyan las palabras, las miradas, los suspiros… los deseos… de un Dios que te ama con locura… y que tu alma comienza a entrar en ese juego divino de amar con locura… déjate llevar por el Espíritu Santo… no le ates… déjate seducir por el Dios que habita en lo escondido de tu alma… míralo y amalo… porque Dios vale la pena.) 


Desde la Soledad del Sagrario


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