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martes, 7 de agosto de 2012

¡SEÑOR, YO TAMBIÉN QUIERO

 - Quiero seguirte, Señor: A pesar de las incomprensiones de los

hablar con el Padre como hablas Tú. ¿Me enseñas, Jesús? Porque hoy tu Palabra relata como envías a los apóstoles delante y Tú te apartas a hablar con el Padre. Manifiestas que el Padre es Alguien muy importante para Ti. Y, por eso, yo también quiero conocer al Padre en tu Nombre.

Todo lo sometes a la Voluntad del Padre, y tu intimidad con Él está presente en todos tus actos. Me dices que ese es el camino y yo siguiéndote a Ti quiero seguir también al Padre en tu Nombre. 

No me dejes de la mano de aquellos que me llevan al ruido, a la confusión, a la indiferencia. Agárrame y sostenme erguido, firme, decidido, dispuesto y entregado a amar olvidándome de mí, porque así lo has hecho Tú y así me lo enseñas.

Cuida de mi pobre y humilde barca, y no te bajes de ella, pues si Tú nos vas conmigo, ¿dónde si no voy? Necesito tu guía, tu rumbo, tu orientación, tu luz. Sin el faro de tu vida y tu gracia estaré perdido. Dame, Señor, la mano que me ase y me libre de la tempestad huracanada. Amén.


1 comentario:

  1. Uf, hace tiempo que intento entrar en tu blog y no podia. Curiosamente hoy que he podido hacerlo me encuentro con esta entrada que tan bien me viene y me ayuda a reflexionar.Gracias.
    Un abrazo.

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Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.