Páginas

Páginas

martes, 6 de noviembre de 2012

YO QUIERO ACEPTAR TU INVITACIÓN...

 ¡Señor Dios, amado mío! Si todavía te acuerdas de mis...


pero para eso sé que debo estar preparado, porque la invitación ha salido, pero no sé cuando llegará. Mientras me toca estar atento, preparado y listo para asistir. Y no es fácil porque el mundo tiene muchas distracciones que parecen correctas y hasta son buenas.

Me puedo distraer y despistarme de la cita, y sobre todo no estar listo para la hora exacta en que seré esperado. Necesito tener todo listo, hasta el traje a llevar. Y para eso me hace falta darme cada día, no por interés sino por amor, para que mi traje sea el adecuado y el que el Anfitrión espera.

Por eso, Señor, te pido que no me retires tu invitación y que me ayudes a guardarla en el lugar más visible de mi corazón con el fin tenerla siempre presente. Y que esa presencia tuya sea mi fortaleza, mi roca, mi baluarte, mi refugio y mi memoria para defenderme de las otras invitaciones con minúscula que me tienta y me atraen.

Yo solo quiero conservar la tuya y estar dispuesto y presto a asistir, porque ese banquete es el banquete esperado, el que toda mi vida he esperado y el que me saciará de eterna felicidad en tu presencia. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.