Páginas

Páginas

viernes, 12 de abril de 2013

¡QUISIERA SACIARME...!

Eucaristia: Alimento de vida eterna


Es lo que todos buscamos, hartarnos hasta sentirnos bien y gozosos siempre, pero no de esos alimentos perecederos y que no nos quitan el hambre sino temporalmente. Queremos, Señor, ese alimento que Tú nos das y que nos sacia eternamente.

 Pero no encontramos ese alimento que no nos empache y nos haga daño y que nos deje satisfechos y eternamente felices. Comemos y nos hartamos, pero en poco tiempo volvemos a sentir hambre, y si nos hartamos mucho, lo más probable es que nos sintamos mal.

Quisiera saciarme, Señor, pero de ese alimento que perdura y quita el hambre para siempre. Quisiera, Señor, comer ese alimento que me llena de paz, que me deja saciado y feliz, y que me quita la sed del mal y del egoísmo. Quisiera, Señor mío y Dios mío, llenarme de Ti, porque Tú eres el alimento que quita el hambre de la perdición y del mal.

Dame, Dios mío, el alimento que sacia toda mi sed y hambre de justicia, de servicio, de entrega y amor por los demás. Dame, Señor mío, esa fortaleza para hacerme yo también comida y alimento en Ti, para compartir y darme a los demás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.