Páginas

Páginas

viernes, 27 de septiembre de 2013

TÚ ERES EL SEÑOR, EL HIJO DE DIOS VIVO



Esa es mi respuesta. Una respuesta que me anima a seguirle y a esforzarme a responderle a esa exigencia de amor que Él me ha dado y me pide que yo también la dé. Porque el amor genera y desprende amor. Sin embargo, me experimento frágil, de barro, propenso a caer y darle la espalda. O a quedarme a dos velas, entre el mundo y Él.

Y sé que eso significa contradicción entre lo que digo y, luego, vivo. Por eso, Señor, aprovechando hoy tu pregunta, quiero suplicarte que aumentes mi fe, que me fortalezcas en una fe viva que no solo hable, sino que también actúe y transmita vida. 

Quiero que mi vivir de cada día sea mis mejores palabras que testifiquen la respuesta a esa pregunta que Tú me has hecho. Quiero Señor, pero no puedo. Por eso recurro a Ti cada día y a cada instante. Son muchos los tropiezos y los fracasos con los que topo en mi camino, y muchas las dificultades para vencerlas y superarlas. Sólo me será imposible. Necesito de Ti Señor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.