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lunes, 23 de diciembre de 2013

JUAN ABRE EL CAMINO


Cuando me empeño en darte a conocer, posiblemente sin darme mucha cuenta, trato de presentarte presentándome yo mismo. Quizás, sin saberlo y debilitado por mi vanidad, me pongo delante de Ti, Señor, y te hago sombra. En lugar de ser luz, soy oscuridad opaca que no deja pasar tu Luz. Estoy más pendiente de los resultados, de persuadir y convencer que proponer e invitar.

Juan fue modelo de preparar tu camino. Nunca se interpuso entre Tú y los hombres. Siempre te presentó como Alguien más grande que él, y como el Mesías liberador y salvador. ¡Qué lejos estoy yo de parecerme a Juan! Señor, que se capaz de que los que se acerquen a mí sientan tu presencia y no la mía. Pues yo soy un pobre pecador del que nada van a aprender.

Necesito que me llenes de humildad Padre mío, y me inundes de tu Sabiduría para que mis palabras, pobres y pecadoras, iluminadas por tu Espíritu sean nítidas y claras y llenas de tu Verdad para que proclamen tu presencia entre los hombres. Mueve mi corazón para que, abierto a tu presencia, seas Tu, Señor el centro y la gloria de todos los hombres que se dignan escuchar tu Palabra.

Señor, mengua mi vida y mi acción para que sea tu Gloria la que reine ante los hombres.

1 comentario:

Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.