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sábado, 15 de noviembre de 2014

QUIERO ESCUCHARTE SEÑOR



Sé, Señor, que Tú me escuchas, Sé, Señor, que Tú tienes en cuenta todas mis peticiones, pero sé también Señor que a mí se me hace difícil escucharte. Y eso es lo que hoy Señor quiero pedirte. Quiero callarme, Dios mío, y, permaneciendo en silencio, sereno, paciente y activo, despertar mis cansados y torpes oídos y abrirlos plenamente para oír tus Palabras. Dame esa Gracia, Señor, para que pueda oírte y seguir tus sabios consejos de amor y misericordia. 

Voy a empezar por callarme Señor. Aunque piense que estoy perdiendo el tiempo y que tus Palabras no lleguen a mis viejos y sordos oídos. Yo sé que Tú me hablas, aunque yo no te escuche o sienta. Mi pobre humanidad pecadora se resiste a no oírte. Sé también que me darás esa Gracia de escucharte porque la necesito para llegar a Ti, y porque hoy en el Evangelio me lo prometes.

Sé que no soy merecedora de ella, y temo fallar y no aprovechar ese Mano amorosa que me tiendes. Depende de mí, pues me has dejado libre, pero sin Ti no podré lograrlo. Necesito tu Gracia Señor y sé que Tú lo sabes. Por eso confío en tu Amor y Misericordia, y espero pacientemente y esperanzado que recibiré esa Gracia de escucharte y esa fortaleza y voluntad para obedecerte.

Yo por mi parte me esforzaré en no dejar de insistir como esa pobre viuda a la que aludes en tu Palabra de hoy para indicarnos la necesidad de perseverar e insistir en la oración. Gracias Señor.

1 comentario:

Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.