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martes, 6 de enero de 2015

AL VER LA ESTRELLA SE LLENARON DE INMENSA ALEGRÍA



Esa alegría de los Reyes Magos puede interpelarnos para preguntarnos si experimentamos esa alegría al ser destinatarios de la Buena Noticia del Nacimiento del Niño Dios. Porque si nos alegramos es buena señal de que experimentamos la salvación que nos viene dada con su Nacimiento. En cambio, si pasamos indiferente o como pura formalidad festiva y consumista, nuestro corazón no está presente en el acontecimiento más grande de la humanidad.

Nos damos cuenta por nuestra propia experiencia que no podemos alegrarnos a voluntad. Igual no sale esa alegría de dentro de nuestro corazón como parece sucedió a los reyes magos. Pero lo importante es querer alegrarnos. Lo mismo que querer amar. Experimentamos que son sentimientos que no dependen de nosotros y que duermen en nuestro corazón. Despertarlos a voluntad se nos escapa. 

Sin embargo, si podemos dominarlos con nuestra voluntad y libertad. Y podemos esforzarnos en alegrarnos porque somos conscientes del significado del Nacimiento del Niño Dios. Pero, lo más importante, es pedirlo, porque es sólo la Gracia de Dios la que nos puede dar esa inmensa alegría de entender y ser consciente del significado del Nacimiento del Hijo de Dios. Porque eso significa que Dios se ha hecho Hombre para pagar por nuestro rescate y salvarnos.

Hoy, Señor, día de tu Epifanía, queremos pedirte que nos des la Gracia de sabernos salvados, hijos tuyos y hermanos de ese Niño, nacido en Belén, que  hoy adoran los Reyes Magos. Danos la luz para, siendo conscientes, alegrarnos de corazón y sentir ese gozo de comprender que, pase lo que pase, estando a tu lado estamos salvados. Amén.


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