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miércoles, 7 de enero de 2015

CONTINÚAS SEÑOR PREDICANDO LA CERCANÍA DEL REINO DE LOS CIELOS



Desde aquella hora, cuando enterado Jesús del apresamiento de Juan el Bautista, hasta hoy, Jesús sigue y continúa evangelizando. Lo hace ahora, tras su vuelta junto al Padre, a través de su Iglesia, y por medio de ella se hace presente, como en aquel tiempo, en los sacramentos. De forma especial y presente, bajo las especies de pan y vino, en la Eucaristía.

Y sigue sanando y curando todo tipo de enfermedades por medio de la Iglesia en sus miembros y santos. Los milagros se cuentan abundantemente y las pruebas están ahí al alcance de todos. Pero ocurre que quienes no se consideran enfermos, no les priva eso de no estar, aparentemente no se sienten necesitados de acercarse. Las vendas de la necedad, el egoísmo y espejismos del mundo caduco que tienen delante les impide a sus ojos ver. Sólo ven lo perecedero, lo que muere y se pudre.

Se afanan el conservar, ¡vaya contradicción!, lo que perderán y no podrán conservar. Sólo el espíritu permanece e interesa cuidar y conservar. Delante de nosotros está la prueba y asistimos indiferentes y ciegos al adiós de muchos familiares y amigos. ¿Pero no nos damos cuenta que Jesús nos sigue anunciando, día tras día, año tras año, el Reino de los cielos?

¡Oh, Señor, Dios de la vida y la muerte, danos la luz de entender que sólo Tú tienes poder para curar la verdadera enfermedad de la ignorancia, de la necedad, de la soberbia y el egoísmo! Y sólo en Ti está el poder de la verdadera y única felicidad que nos ofrece por Amor.

Porque sólo en el Amor encontramos las respuestas a nuestra búsqueda e interrogantes. Amén.

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