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viernes, 19 de junio de 2015

ESCLAVIZADOS POR LAS RIQUEZAS

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA UNIDA Y DEFENSA DE LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS






Nos resistimos a no amontonar riquezas. Es algo innato que nos tienta y nos atrae. Incluso nos sentimos débiles para someterlos y librarnos de esos apegos e intenciones. Estamos tocados por ese pecado de la avaricia y del egoísmo. Estamos ciegos y vencidos.

Entendemos que ese no es el camino. Y lo entendemos porque experimentamos que cuanto más tenemos, quizás seamos más infelices. La vida se nos complica y se nos llena de más problemas, disgustos e infelicidades. Realmente no somos más felices teniendo más.

Echamos de menos los momentos tranquilos y sin ruidos. Los silencios de paz y sosiego, porque el camino era claro, pues cuando no hay tanto que elegir, las ideas están más claras y decididas. Tanto tener complica más las decisiones y oscurece más el camino. Sólo una cosa es necesaria, y es lo que Dios nos provee y da. Es el fruto de nuestro esfuerzo con lo que tenemos para vivir. 

Pero es que, cuando buscamos que otros trabajen para nosotros, nos llenamos de riqueza, pero nos volvemos más huraños, egoístas y cerrados a compartir. Quizás necesitemos que otros trabajen, pero compartamos el trabajo con ellos, porque hay para todos. Que realmente tengan aquellos que trabajen, pero demosle esa oportunidad. No busquemos tener ni atesorar porque eso al final nos corrompe y se corrompe.

Busquemos el tesoro del cielo que está fabricado con y por amor. Y eso te pedimos Padre del Cielo, que nos des la sabiduría de saber atesorar el verdadero tesoro incorrompible y que dura para siempre.

1 comentario:

  1. Estamos a la espera de comenzar el rezo del santo Rosario. Pedimos por la familia, por la defensa de la Vida y por el Papa Francisco, para que el Espíritu Santo le ilumine y le de la sabiduría y fuerza para dirigir a la Iglesia.

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Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.