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domingo, 13 de septiembre de 2015

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¡Señor, no quiero mentirte ni defraudarte, porque mi debilidad es manifiesta y temo no cumplir con mi palabra y vivir en la apariencia y el pecado! Dame la sabiduría de descubrirme y avergonzarme, y la voluntad de corregirme y ser coherente entre mi palabra y mi vida. Soy un pecador y te pido perdón.

En Ti confío y, por tu Gracia y Misericordia, confío que me cambies y me des un corazón abierto al amor y la caridad. Disponible y generoso para darse y, a la hora de presentarme ante Ti, mi Señor, darte verdaderos frutos de amor.

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Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.