Páginas

Páginas

viernes, 22 de julio de 2016

DAME, SEÑOR, LA GRACIA DE DESCUBRIRTE DENTRO DE MI VIDA

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS




No parece que me cueste mucho decir que Vives y has Resucitado. Pero, cosa diferente es que me lo crea ardiente y profundamente, y que experimente tu viva presencia alrededor de mi vida. Tu Misterio no está al alcance de mi capacidad ni de mi entendimiento. Necesito tu Luz y el Auxilio del Espíritu Santo, para verte y experimentarte dentro y en el obrar de cada instante de mi vida.

Esa es la Gracia que hoy, Señor, te quiero pedir. La Gracia de sentirte, de experimentarte, de verte, de escucharte y de encontrarte como lo hizo María Magdalena. Pero, también, la Gracia de sentir la inquietud de buscarte y de caminar a tu encuentro para descansar en Ti mis fracasos, mis anhelos, mis impaciencias, mis luchas y mis pecados. Porque sin Ti, mi Señor, no podré soportar mi pesada carga y sucumbiré a las tentaciones de este mundo.

Por eso, mi Señor,  es una Inmensa alegría escuchar la Noticia, la Buena Noticia de tu Resurrección, porque ella nos llena de esperanza, de alegría y Vida. Vida que se renueva y se transforma cada vez que, Tú, Señor, te haces presente en nuestra Vida.

Y te pedimos que nos des la sabiduría de descubrirte en todas partes, a derecha e izquierda, delante y detrás. Arriba o abajo, en el pobre, en el marginado, en el que te busca y no te encuentra y en los necesitados. Pero también en aquellos que te rechazan, quizás porque no te conocen o porque no han oído hablar de Ti.

Ábrenos, Señor, nuestros oídos y nuestros ojos, para ver y escuchar tu Palabra y tu Mensaje, y hacerlo vida en nuestra vida y en lo más profundo de nuestro corazón, para que vivido y transmitido en nuestro obrar de cada día sea conocido, escuchado y vivido por todos aquellos que buscan la eterna felicidad. Amén.

1 comentario:

Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.