Sólo Tú, Señor das sentido y norte a mi vida. Sólo tú, Señor, ordenas el armario de mi endurecido corazón con sentido, y pones esperanza en el lugar destacado que corresponde a mi vida reforzando así la confianza y la fe en Ti, mi Señor. Sólo Tú, Señor, alimentas y das nueva savia a mi vida para que dé frutos en tu Nombre y para tu Gloria.
Sólo Tú, Señor, alientas mis pasos y orientas mi camino lleno de sombras, de dudas, de fracasos, errores, miserias y de pecados, lavándolos con tu Perdón y Misericordia.
Gracias, Señor, por tu descanso y por tu alivio; por tu comprensión y tu paciencia. Da Luz a mi pobre vida y fortalécela para que sea dócil y fiel a tu Palabra y a tu Voluntad. Amén.
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Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.