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viernes, 28 de julio de 2017

UN CORAZÓN ENDURECIDO

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDA



Mi corazón, Señor, no es el apropiado para acoger tu Palabra. Está endurecido por el mundo en el que vive, y su tierra está contaminada por las seducciones que le rodean. Sufre muchas tentaciones que le debilitan y le alejan de dar buenos frutos. Es un corazón de piedra, que no deja que sus raíces se hundan en la tierra. Y necesito al buen Sembrador que hunda mis semillas en tierra buena para que den frutos.

Tú, Señor, eres quien puedes cambiar mi corazón. Y convertirlo de piedra en un corazón de carne, suave y misericordioso e inundado de amor. Sácame, Señor, de esas indecisiones que me separan de Ti; despójame de todas esas tentaciones e inclinaciones terrenales que debilitan mis raíces y, apartándome, impiden que dé buenos frutos. Dame, pues, Señor, un corazón bueno, bien abonado y lleno de amor, para que, por tu el agua de tu Gracia, sea fértil y dé buenos frutos.

Ayúdanos, Señor, a regar cada día nuestros corazones de tu Palabra, pero, también, a entenderla y a obedecer. Ayúdanos a llevarla a nuestras vidas y a cultivarlas con la Gracia de los Sacramentos. Ayúndanos a permanecer y perseverar en la Iglesia, para que nuestras raíces no se debiliten y se sostengas fuertes y fortalecidas a la buena tierra para dar buenos frutos.

Se nos hace imposible conseguirlo sin Ti, Señor. Necesitamos el riego de tu Gracia y de tu Palabra, y que nos abras nuestras mentes, para que podamos escucharte con nuestros oídos y verte con nuestros ojos. Pero, sobre todo, hacer que la semilla de tu Palabra crezca y dé frutos en nuestros corazones. Amén.

1 comentario:

  1. Buenos días a todos. En breves momentos comenzaremos el rezo del santo Rosario. Unidos pedimos por la defensa de la familia y de la vida, y por la unidad de todos los hombres, para que impere la concordia, la verdad y justicia y la paz. Unamos nuestros brazos espiritualmente y elevemos, por María, nuestra oración a nuestro Padre Dios. Amén.

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