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sábado, 14 de octubre de 2017

EL ROSARIO, UN CAMINO DE SALVACIÓN

Hoy quiero reflexionar sobre el santo Rosario. No sé las razones, pero me ha venido como de repente y sin improvisarlo. Algo así, no es que sea, como venido del Espíritu. Y he querido dejarme llevar y reflexionar sobre él. Dejar que la luz sea la que me ilumine y guiarme por sus impulsos e insinuaciones. Bien, es verdad, que todas mis reflexiones tienen este denominador común. Me experimento como lanzado al precipicio y abandonado a la luz que el Espíritu me alumbra y me guía.

Y descubro que unas veces sale todo corrido, como movido y escrito por un impulso que me guía, y otras veces, camina más lentamente y de manera torpe. De cualquier manera, con el tiempo he ido descubriendo que es el Señor quien me empuja a escribir y son ustedes los que me lo revelan con sus entusiasmos, comentarios y me gustas. Un ejemplo podía ser esto de lo que escribo ahora, pues no estaba en el guión, ni siquiera cuando empezaba a escribir los primero renglones de arriba.

Dicho esto, salido como del fondo de mi corazón de forma repentina y libremente, retomo el tema del rosario, que era de lo que quería reflexionar. En mi casa, mi mujer lo reza todos los días, más yo sólo una vez a la semana , la hora de los viernes en el blog "Un Rincón para orar". Resulta extraño, pero es así. De todos modos, hoy quiero mirar sobre los misterios que componen el santo Rosario. Misterios de gloria, de gozo, de luz y de dolor.

Todos esos misterios son momentos vivenciales de la Vida del Señor, que nos descubren sus momentos de Gloria, de Gozo, de Dolor y de Luz. Y todos esos momentos nos ayudan y dan pauta para encarnarnos también nosotros en su Vida y Palabra. Cada misterio nos acerca a la vida de nuestro Señor Jesús y nos alumbra el camino que, también nosotros, debemos tomar. 

Un camino vivencial en nuestras vidas en el esfuerzo de, injertado en el Espíritu Santo, para dar cumplimiento a su Voluntad. Pidamos esa Gracia y Fortaleza para, como María, vivir y dar cumplimiento, vivo y real, a la Voluntad de la Palabra de Dios. Amén.

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