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miércoles, 13 de diciembre de 2017

LA ORACIÓN, DESCANSO DE MIS FATIGAS

No puede ser de otra forma, la oración tiene que ser un gozo, descanso, paz y felicidad. Y si no es así significa que no la hacemos bien y no logramos contactar con el Señor. Fijémonos en Santa Teresa cuando llega al extremo de decir: "...muero porque no muero...". Porque, estar con Dios es lo máximo, lo inimaginable, lo único que da la eterna felicidad que buscamos desesperadamente.

Pero, esto no debe desanimarnos, porque, sabedores de nuestra impotencia y limitaciones, nos ayuda a perseverar e insistir. Más cuando nos lo dice y nos lo sugiere nuestro Señor al aconsejarnos que insistamos y perseveremos. Sabe de nuestra torpeza, de nuestras dificultades y debilidades. 

Es posible que nos cansemos y el hecho de orar nos resulte pesado. Es posible que nos cueste y nos exija esfuerzo silenciar nuestras vidas y contactar con el Señor. En un mundo de mucho ruido, aislarse no resulta fácil. Hay muchas luces que nos deslumbran. Y más ahora con una navidad de luces, fiestas y regalos desencarnadas del verdadero significado navideño. Se celebran cosas que muere y que terminan, cuando la realidad es que debemos celebrar la Vida y la Salvación Eterna.

En medio de todo esto, que nos deslumbra, nos fatiga y nos cansa, Jesús debe ser nuestro apoyo y nuestro descanso. En Él abandonamos todos nuestros fracasos, nuestros desvelos, nuestras fatigas, nuestros miedos y temores, nuestras preocupaciones, nuestros desvelos...etc. En Él buscamos el descanso y la paz, porque detrás de todo lo que supone esfuerzo y aparenta ser yugo, se esconde el gozo y la paz.

Es verdad, la vida se nos pone cuesta arriba muchas veces. En estos momento me acuerdo de varias personas que sufren, pero que no confían en el Señor. Hay una condición necesaria, confiar en el Señor. Eso no significa que nos quedemos quietos, sino que aceptando y esforzándonos desde la mansedumbre, desde la suavidad, la confianza y la fe, confiemos en el Señor. Él, porque es Dios y nos lo ha dicho, se preocupa por nosotros. Aumenta, Señor, nuestra fe. Amén.

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