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jueves, 14 de diciembre de 2017

SEÑOR, DESATA MI CORAZÓN Y MI LENGUA

A veces creo que soy libre, pero cuando me observo muy cuidadosamente me experimento atado por el pecado del miedo y el respeto humano. Me asaltan las dudas y los miedos. Siento el miedo al ridículo y al respeto humano. Me doy cuenta que continúo atado de corazón y de lengua. ¿Por qué me ocurre esto, Señor? Quizás sea para que me dé cuenta de mis debilidades y de mi pequeñez.

Perdona, Señor, todos mis pecados. Perdona, Señor, mi suficiencia de creerme limpio. Perdona, Señor, mi atrevimiento y osadía. Perdona, Señor, mi falta de humildad y vergüenza. Y, gracias por desnudarme y descubrir mis necesidades. Gracias por advertir el nudo de mi lengua y la pobreza de mi corazón. Gracias por descubrir mis debilidades y pecados, y gracias por darme la oportunidad de decírtelo y tener esperanza de ser curado y perdonado.

Ayúdame, Señor, a crecer y madurar. Ayúdame a, como Juan, ser capaz de hacer de cada día de mi vida una lucha llena de esperanza, con alegría y gozo. A pesar de las dificultades, del cansancio y de los fracasos. Ayer te ofrecías, Señor, como apoyo y descanso para todos los que nos sintiéramos cansados y agobiados. Y hoy descubro mi cansancio y agotamiento en muchos momentos de mi vida. Y a Ti acudo cansado y agobiado para que endereces mi vida y pongas en su sitio todo lo maltrecho de mi camino.

Señor, mi vida va avanzada, por lo que te pido que, lo que le queda, sea camino de triunfo, de verdadera lucha junto a Ti y de verdaderas victorias agarrado a la cruz que Tú quieres que comparta contigo. Hay momentos de tentación, de querer ya jubilarme, de gritar que aquí se acaba mi camino y eso me duele, porque Tú lo quieres todo, hasta la última gota de sangre. Y así ha de ser, porque la cruz, mi cruz tendrá que terminar, igual que Tú, Señor, con mi muerte.

Dame, Señor, la Gracia y la Fuerza de tu Amor, para que, firmes y guiados por el Espíritu Santo, sepa en todo momento sostener con firmeza y Voluntad la esperanza de vivir vigilante y alerta contra toda amenaza de pecado. Amén.

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