Páginas

Páginas

sábado, 14 de abril de 2018

CRISTO Y YO MAYORÍA APLASTANTE

Imagen relacionada
A veces me empeño en hacer las cosas por mi cuenta. Tendré que reconocer mi tozudez y terquedad, porque yo, hombre sujeto al error, me equivocaré ciento de veces, y fracasaré tanto como éxitos tengo. Y no hace falta pruebas ni demostraciones, la vida me lo demuestra a cada instante, y los que me conocen lo experimentan con frecuencia.

Pero, lo peor es que continúo empeñado, erre que erre, con mi tozudez y terquedad y no aprendo. El Evangelio de hoy me enseña que ir en la barca de mi vida solo o acompañado con otros, pero sin el Señor, no es buena medida ni buen seguro. Las tempestades, los peligros y las tentaciones mundanas amenazan con hundirnos. Necesitamos a Aquel que tiene poder para caminar por encima de las aguas; necesitamos a Aquel que con su poder hace posible que la tempestad remita y nazca la paz. A Aquel que es Fuente de Vida y de Amor Eterno.

Señor, a Ti te hablo humildemente y te pido que tomes asiento en la barca de mi vida. Pero, no un asiento cualquiera, sino el mejor, el principal, el que ocupa el centro de mi corazón desde donde Tú puedas dirigirla y y defenderla de los peligros, tempestades y acechanzas del mundo, del demonio y la carne. Porque, mi naturaleza es débil, frágil y pobre, y contigo, Señor, la ruta de mi navegación es segura y mis miedos, aunque siempre estarán ahí, pues estoy herido y tocado por el pecado, disminuyen y soy fortalecido en mi voluntad.

Tu sola presencia me conforta, me anima y me da fuerza para entregarme al servicio, fruto del amor, a los demás. Gracias, Señor, por aceptar mi invitación y subir a mi humilde y pobre barca. Dame la sabiduría de tener siempre tu lugar reservado en mi corazón y cuidarlo con esmero y delicadeza. Dame el arrojo de no descuidarlo ni de cerrarlo a tu Gracia y a tu Misericordia. Y enciende en mí la motivación de renovarlo cada día de mi vida. Porque, contigo, Señor, encontraré siempre la orientación correcta para arribar al puerto de la verdadera Vida. Esa Vida Eterna que Tú das y ofreces a todos aquellos que creen en Ti. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.