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domingo, 10 de febrero de 2019

SALMO 119, 113-120

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113 Detesto a los que tienen divididas sus lealtades,
    pero amo tus enseñanzas.
114 Tú eres mi refugio y mi escudo;
    tu palabra es la fuente de mi esperanza.
115 Lárguense de mi vida, ustedes los de mente malvada,
    porque tengo la intención de obedecer los mandatos de mi Dios.
116 ¡Señor, sostenme como prometiste para que viva!
    No permitas que se aplaste mi esperanza.
117 Sostenme y seré rescatado;
    entonces meditaré continuamente en tus decretos.
118 Pero has rechazado a todos los que se apartan de tus decretos,
    quienes no hacen más que engañarse a sí mismos.
119 Desechas a los perversos de la tierra como si fueran desperdicios;
    ¡con razón me encanta obedecer tus leyes!
120 Me estremezco por mi temor a ti;
    quedo en temor reverente ante tus ordenanzas.

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