Páginas

Páginas

lunes, 11 de febrero de 2019

SALMO 119, 121-128

Resultado de imagen de Salmo 119, 121-128


121 No me dejes a merced de mis enemigos,
    porque he hecho lo que es correcto y justo.
122 Te ruego que me des seguridad de una bendición.
    ¡No permitas que los arrogantes me opriman!
123 Mis ojos se esfuerzan por ver tu rescate,
    por ver la verdad de tu promesa cumplida.
124 Soy tu siervo; trátame con tu amor inagotable
    y enséñame tus decretos.
125 Da discernimiento a este siervo tuyo;
    entonces comprenderé tus leyes.
126 Señor, es tiempo de que actúes,
    porque esta gente malvada ha desobedecido tus enseñanzas.
127 De verdad, amo tus mandatos
    más que el oro, incluso que el oro más fino.
128 Cada uno de tus mandamientos es recto,
    por eso detesto todo camino falso.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.