Páginas

Páginas

sábado, 24 de agosto de 2019

¡NECESITO TU AYUDA, SEÑOR!

Resultado de imagen de Jn 1,45-51
Nuestra limitaciones son tantas que nos cuesta entenderte, Señor, y darnos cuenta, no sólo de forma teórica, que eso parece que si lo hacemos, sino de vivirlo en la práctica del cada día de nuestra vida. Darnos cuenta de la necesidad de caminar junto a Ti, Señor, es el mayor hallazgo y descubrimiento que podamos encontrar. Porque, solos, Señor, estamos perdidos y a merced del príncipe del mundo.

Necesitamos dejarnos encontrar, Señor, por Ti, porque, eres Tú quien nos buscas y das el primer paso, pues, ¿qué sería de nosotros sin tu Amor y tu Misericordia? Nos buscas a cada momento y nos llamas, como a Natanael, pero dejas en nuestras manos la decisión de responderte. Y queremos hacerlo, Señor, tal y como hizo Natanael. 

Queremos encontrarnos con Felipe y hacerle caso. Es eso lo que te pedimos hoy, escuchar a ese amigo, a ese compañero, a ese sacerdote ... que nos habla de Ti y nos invita a conocerte. Queremos ir a tu encuentro de forma auténtica y responsable y conocerte de cerca para escuchar tus Palabras y responderte de la misma forma que hizo Natanael. Es eso lo que buscamos muchos, estar en tu presencia y escuchar tu Palabra.

Yo, Señor, y supongo que otros también, quiero encontrarte y no hacerlo a mi manera sino a la Tuya, y según tu Voluntad. Ya sé que eso no dependerá de mí sino de mi perseverancia, de mi insistencia, de mi confianza y, sobre todo, de mi fe. Lo demás, Señor, correrá de tu cuenta, porque en mí no está el poder de cambiar mi pobre y mísero corazón. Eso sí, yo no dejaré de insistir y confiar en Ti, porque, Tú, Señor, me lo has prometido: pidan y recibirán; busquen y hallarán y llamen y se les abrirá - Lc 11, 1-13 - y tomo tu Palabra, pues, sólo Tú tienes Palabra de Vida Eterna.

Mientras tanto, Señor, te pido paciencia, constancia y confianza en tu respuesta. A mí me toca esperar y confiar sin desfallecer y eso es lo que en este momento te pido, fortaleza para esperar confiado. Aumenta mi fe hasta el punto de, como Natanael, proclamarte Señor mío y Dios mío. Abre mi corazón, Señor, para que mi vida responda a tu búsqueda y a entregarme plenamente a hacer tu Voluntad. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.